jueves, febrero 07, 2008

Grown up

Al verano lo siento enorme, como un globo gigante que se balancea sobre mi cabeza y que no pretende salir de ahí. Odio trabajar en verano. Yo creo que estoy en vacaciones, entonces juego xbox o veo alguna serie "en serie" hasta muy tarde. Luego lo lamento el resto del día siguiente, juro que no volveré a hacerlo, pero algo tiene la noche que me invita a ser adolescente y me es inevitable quedar pegada en las cosas que siempre son más entretenidas que la responsabilidad.

Me pregunto por qué, después de casarse y casi justo después de los 30 años, las mujeres tienden a la fomedad. En general, los hombres hacen hasta que se mueren las mismas cosas que hacían de solteros: juegan a la pelota (puaj), salen a pescar, se juntan con los amigos, se pueden gastar un sueldo en una tele de quincetencientas pulgadas, y nadie les dice nada.

Pero las mujeres, entre ellas, siempre están llenas de responsabilidades, se ponen graves, tontas, dejan de tener sexo salvaje en los rincones, se ponen ropa fome, se peinan como la Lady Di o como la Hilary Clinton, no saben qué mierda de monos ven los hijos (pero les cargan), no dicen chuchadas, comen puras huevadas light, se planchan el pelo en la peluquería diez veces a la semana, se "hacen las manos", las patas, y lo peor, es que de eso HABLAN.

Por eso, cuando van a la despedida de soltera, se vuelven locas.

Espero que nada de eso me ocurra. Hay que permanecer atenta a los síntomas.